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En la última operación policial en la barriada palmesana de La Soledat, que ha tenido lugar esta semana, ha quedado de manifiesto que los ‘narcos’, durante décadas, han gozado de una escandalosa impunidad urbanística, permitida por las autoridades. ‘El Pablo’, auténtico dueño de media calle Teix, y sus acólitos han construido ilegalmente a su antojo y han fusionado casas sin permiso. Sólo ahora, el consistorio municipal ha decidido por fin castigar estas gravísimas infracciones y está empezando a multar a los responsables. Los pocos vecinos que se atreven a hablar llevan mucho tiempo denunciando que algunas calles de La Soledat se han convertido en auténticas fortificaciones de los traficantes, con cámaras ocultas controlando las aceras, pero al margen de esa prepotencia delictiva, las últimas intervenciones policiales han evidenciado el auténtico desastre urbanístico cometido por los delincuentes, sin que la Administración reaccionara.

Túneles y pasadizos

La caída de ‘El Benigno’, hermano de Pablo Campos Maya, ha llegado con sorpresa: en sus viviendas los agentes han encontrado búnkers y pasadizos, que conectaban construcciones y salidas, en caso de emergencia. El negocio de los narcos es perverso: compraron las casas a precio ridículo (porque los propietarios no aguantaban más) y tras reformarlas con dinero de la droga las convierten en palacetes de gran valor, una jugada muy lucrativa.

Alturas de más

Lo que llama la atención es que, hasta ahora, ningún técnico de Urbanisme de Cort alertara de que se estaban construyendo alturas de más o piscinas ilegales, claramente visibles en las fotos aéreas que se realizan de forma periódica en Palma. A partir de este momento, los ‘narcos’ deberán pagar cuantiosas multas, pero la cuestión es por qué no se intervino, administrativamente, antes.